Con la monumental Chaminera del renacido pequeño -gran- pueblo de Yeste, Pirineo Aragonés.
Yeste es el pueblo más montaraz de todos los que conforman el municipio de Las Peñas de Riglos en la Comarca de la Hoya de Huesca.
Estamos, para situarnos, en las estribaciones de Sodoruel, Alto Gállego y Jacetania.
Yeste es el pueblo más alto de la Val de Triste y se encuentra en la falda sur de la Sierra de Santa Isabel, dominando el Pantano de La Peña en el río Gállego y a la vista de las espectaculares Foces de Escalete, La Garoneta y La Gorgocha.
Yeste, en su día, llegó a ser uno de los pueblos más importantes de la zona pero, como tantos y tantos otros pueblos aragoneses, sufrió el azote de la despoblación en las décadas de los años 50-60 del siglo pasado.
Cuando en las primeras décadas del s.XX se comenzó la construir el Pantano de la Peña y con la llegada del Tren de Canfranc se edificaron barracones para los trabajadores en el entorno de La Peña Estación y dado que fue uno de los primeros puntos de la provincia donde llegó el agua corriente, muchos de los habitantes de Yeste se bajaron a vivir allí abajo, a solo dos kilómetros de distancia.
De este modo, las casas de Yeste fueron quedando abandonadas y en las décadas siguientes, la ruina se fue apoderando de todo el pueblo.
Y eso que contaba con un Caserón palaciego con torreón -Casa Ger- donde la tradición cuenta que pasaba sus vacaciones veraniegas el rey Ramiro I de Aragón en el siglo XII.
De esa misma época es su Iglesia de El Salvador -actualmente restaurada- que conserva un hermoso tímpano decorado con crismón y escultura de tipo románico primitivo.
Gente emprendedora han hecho posible que en los últimos años se haya rehabilitado Casa Ger, de origen medieval, como enclave hostelero y cultural y también "Lacasia de la Música", casa tradicional destinada a estudio de grabación y para hacer las delicias de los amantes de los proyectos musicales.
Iniciativas creativas que han hecho resurgir un pueblo moribundo, en un entorno de naturaleza privilegiada y donde el aroma que ahora se respira es de paz, futuro y autenticidad.