Desde tiempos ancestrales estas mágicas y altas tierras de la Serranía de Albarracín, con abundantes pastizales y arbolado disperso, han sido utilizadas por el hombre para la ganadería extensiva, un modo de vida que ha marcado la personalidad de sus gentes y que hoy se encuentra, al igual que en muchos otros lugares, en grave peligro de desaparición.
Buena parte de los poderes públicos parece que se ha olvidado de que la ganadería extensiva es un modelo productivo que a lo largo de los siglos siempre se ha mostrado sostenible social, económica y, sobre todo, medioambientalmente.
Hoy priman en el mundo rural la ganadería intensiva y muy intensiva, las macrogranjas de todo tipo, los polígonos industriales con naves en forma de gigantescos aerogeneradores-molinos de viento, que machacan para siempre los paisajes vírgenes y más recientemente, comienzan a proliferar los campos en los que "crecen" infinitamente artefactos en forma de placas solares...
Esta es la falacia de la mal llamada "energia verde".
No es mala idea para desenmascararla en toda su burda mentira, descubrir o volver a estos impresionantes valles de altura de Albarracín y los Montes Universales, siempre de una belleza endiablada, eterna tierra de pastores y trashumantes que han dejado su huella en forma de un impresionante patrimonio cultural e histórico, pero sobre todo, un paisaje sin alterar, como el que conocieron nuestros antepasados y al que nosotros, ahora, no deberíamos renunciar y malvender.
Viendo estas benditas tierras donde aún subsiste la herencia de unos paisajes que, en su gran esencia, conservan la mirada tradicional y respetuosa con la naturaleza, se aprende a valorar su importancia y la gravísima amenaza por su pérdida.
La Muela de San Juan, el Mirador del Portillo, la Vega del Tajo, el Nacimiento del Río Tajo, las Dolinas del Villar del Cobo, el Nacedero del Río Guadalaviar, las Simas de Frías de Albarracín, el Museo de la Trashumancia de Guadalaviar ...son algunos de los lugares imprescindibles en estas sierras y valles del Aragón preservado y aún legado vírgen para generaciones futuras.
Paisajes del alma en Griegos y la Sierra de Albarracín.
No os los perdáis.
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