Adentrarse en las empinadas -y a veces tortuosas- calles de Peralta es un pequeño pero delicioso viaje al medievo de los pueblos de montaña.
Además de conservar unas cuantas casas nobles y señoriales de los s.XVII-XVIII -con sus siempre bellas portadas y escudos nobiliarios- también mantiene antiguos y curiosos callerizos o pasadizos entre los bajos de las casas y que en algunos casos no eran sino puertas defensivas en ya lejanos tiempos.
Peralta de la Sal...un viaje que no hay que perderse...
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