Casas que aprovechan las condiciones naturales de frescor en verano y calidez en invierno.
Ahí tenemos a la Señora plácidamente sentada en una de aquellas sillas de anea tradicionales.
Bien ordenadas las cantareras y el vajillero. Hasta un almirez perfectamente colgado en la pared.
La fantástica fotografía es de Otto Wunderlich.
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