Si hay algo que caracteriza a Albarracín -además de su espectacular emplazamiento de delicado trazado medieval- es el color rojizo asalmonado que impregna de encanto y elegancia su arquitectura y construcciones tradicionales y populares.
Gloriosos y vistosos enlucidos de "yeso rojo de Albarracín", que cuentan está compuesto por un elevado porcentaje de anhidrita, cal, arcilla, cuarzo, hematíes y basanitas...
Material ancestral con ese tono rojizo singular y que además posee la ventaja de que es natural, impermeable y resistente.
Calles laberínticas y cuesta arriba-cuesta abajo, casas apiñadas y que hacen equilibrios con las nubes y el cielo, escalinatas sin fin, pasadizos encantadores, soberbios aleros que casi se dan de la mano, forjas de mil y un arte, murallas y fortificaciones de largo batallar ...
Y todo ello, con esa siempre impresionante catedral y su alcazaba árabe bailando sobre el tajo labrado durante siglos por el río Guadalaviar.
El rojo de Albarracín, es una apuesta segura.
Es la apuesta de la belleza y la magia.
Albarracín...Teruel Existe, Resiste y Enamora.

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