Uno de los rincones con más magia de Sofuentes.
De los que uno, ya descubierto, va siempre primero a buscar y rebuscar en las sucesivas visitas a este encantador pueblo de las Cinco Villas.
Una casa que atesora toda la tradición de la vida, con escasas transformaciones, con las persianas de madera verde de siempre, con los ancestrales y protectores enjalbegados con azul aragonés y con el pavimento que nos traslada -inevitablemente- a los juegos infantiles y a esa visión de los labradores con sus abríos transitando por él cuando volvían a casa después de una dura jornada de trabajo.
Cuando el presente casi nos devora en su vorágine diaria, esperemos que el futuro sepa conservar estos rincones, hoy, impagables.
Emociones y sensaciones de tiempos que ya no son... en Sofuentes, Cinco Villas... Zaragoza.
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