Cuadro de gran formato que refleja con gran realismo y fidelidad el duro trabajo del esquileo de las reses.
La obra puede considerarse, sin ninguna duda, como un gran homenaje a los esquiladores.
El de esquilador es uno de los oficios más antiguos y tradicionales del mundo rural y actualmente, merced a la reducción del ganado ovino, en serio peligro de desaparición.
Las ovejas han perdido casi todo el interés para las multinacionales que nos sacian con sus todopoderosas y bien ramificadas macrogranjas de porcino.
Además, la lana, hace ya tiempo que dejó de tener la importancia que tuvo en el pasado.
Y los pastores y ganaderos se desgañitan en su duro trabajo con el poco o nulo apoyo a su labor por parte de la administración y de los poderes públicos.
Con la antigua tijera en mano, una cuadrilla de 14 esquiladores necesitaban todo el día para poner al día -al final de la primavera o principios del verano- a un rebaño de unas 500 ovejas.
Hoy en día siguen acudiendo a los pueblos cuadrillas de esquiladores profesionales que con la maquinaria actual tardan bastante menos...aunque el trabajo sigue siendo igualmente duro.
Va por ellos.
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