Tiempos aún en que las vigorosas caballerías convivían con la ya incipiente mecanización del campo y el medio rural.
Con los años dejarían de ser útiles e inexorablemente desaparecerían.
"Una
evolución muy grande, dejar de segar con guadaña y poder sentarse en el
asiento de la máquina segadora tirada con esa pareja de mulos tan bien
atareados. Todo esto, se tiene que haber vivido para saber el
sentimiento que produce al ver las espigas de oro que van granando". Abdón Nuez.
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