Faenas agrícolas en la Plaza de la Constitución de Torla, Pirineo Aragonés, hacia 1.940-1942.
Este fantástico dibujo es uno de los 225 que el pintor y escenógrafo Josep Rocarol (1882-1961) realizó durante los años que estuvo confinado en el "Campo de Trabajadores" de Belchite (Zaragoza), como prisionero político tras la GCE y que recogió en una carpeta con cuatro álbumes que tituló "Apuntes de Aragón"
La Brigada a la que se le destinó era una de las que se dedicó a la reconstrucción de poblaciones aragonesas devastadas tras la guerra incivil española.
Josep Rocarol, antes del desastre, fue amigo personal de Picasso y estuvo en su círculo de amistades, estando presente en las vanguardias artísticas de fines del s.XIX y principios del XX.
Durante la II República ocupó diversos cargos relacionados con la preservación del Patrimonio Histórico, lo que le valió tras la guerra que fuera represaliado y condenado a 12 años y 1 día en el Campo de Penados de Belchite, donde llegó un 20 de diciembre de 1939.
Sin embargo, "la vida" como represaliado le proporcionó al artista un privilegio vital: lápices, pinturas y papel.
Y con ellos, plasmó, al servicio del coronel Roque Andrada, de la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones, la arquitectura tradicional aragonesa, tanto de exteriores como interiores... de Belchite, Puebla de Albortón, Fuentes de Ebro, Letux, Codo, Biescas, Gavín, Broto, Oto, Torla, Cutanda, Navarrete del Río...
Tras ser liberado, Rocarol regaló estos dibujos al Teniente Coronel Roque Adrada, ingeniero militar y responsable de la unidad de Regiones Devastadas de Belchite, en agradecimiento a su buen trato.
Dibujos que fueron conservados por su familia y donados en 2015 a la Universidad de Zaragoza, formando ya parte del patrimonio de Aragón.
Curiosamente, con mucho del patrimonio arquitectónico que recogió Josep Rocarol con sus lápices no acabó la guerra.sino que ha sido el tiempo posterior el que ha arrasado con parte de él... por lo que muchos de sus dibujos contituyen hoy un valioso testimonio documental.
Gracias Josep Rocarol y familia Andrada por éste gran legado cultural.
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